Desde casi el amanecer llevo frente al ordenador bloqueado, atenazado, con miedo, deshilvanada la imaginación, perdido en la cárcel de Málaga, en abril de 1936, donde desde hace días busco el hilo del relato, donde intento recuperar las voces antiguas de los compañeros libertarios de Juan Vivar, de donde anhelo salir, de donde quiero salir cuanto antes y acabar el segundo capítulo, que en su parte final se me ha atragantado, mas antes he de enfrentarme a sus nuevos compañeros, a darle la vida: a Juan Gallego y Pepe Conde, a los dos hermanastros oriundos de Montecorto, de un lugar perdido de la Serranía Rondeña, uno anarquista y el otro falangista, y ambos las dos españas de entonces, y los dos las dos españas que se enfrentan.
1 comentario:
Un setenta y cinco por ciento de los votantes desean que en este blog se hable de la novela, y si ese es su deseo así se hará.
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